El 25 de abril se conmemora el Día Mundial del Paludismo o Malaria, con el objetivo de darle importancia a la necesidad de invertir continuamente en la prevención y el control de la enfermedad de la malaria.
El paludismo o malaria es una enfermedad producida por parásitos, que mata al año entre 700,000 y 2,700,000 personas, de los cuales más del 75 % son niños en zonas endémicas de África.
La mayoría de los contagios se producen por picaduras de mosquitos. Cada año se presentan 396 millones de casos de paludismo.
Los síntomas del paludismo o la malaria son muy variados, algunos de ellos son: fiebre, escalofríos, sudoración y dolor de cabeza. Además se puede presentar náuseas, vómitos, tos, heces con sangre, dolores musculares, ictericia, defectos de la coagulación sanguínea, shock, insuficiencia renal o hepática, trastornos del sistema nervioso central y coma.
En regiones donde la malaria es altamente endémica, personas se infectan tan a menudo que desarrollan la inmunidad adquirida, es decir, son portadores más o menos asintomáticos del parásito.
Regularmente, los turistas presentan síntomas más graves que la población local, ya que estos han desarrollado cierto grado de inmunidad al estar expuestos al parásito, que ayuda a controlar la infección y disminuye la gravedad.
Actualmente no existe una vacuna eficaz contra la malaria. Sí existen tratamientos que varían según el país donde se administren.
Los síntomas de esta enfermedad aparecen de 7 a 15 días después de la picadura del mosquito los primeros síntomas son fiebre, dolor de cabeza, escalofríos y vómitos, estos pueden ser leves. Si no se trata en las primeras 24 horas, el paludismo por P. falciparum puede agravarse, llevando a la muerte.
Los sectores de la población que son más vulnerables al paludismo son: los lactantes, los niños menores de cinco años, las embarazadas y los pacientes con VIH/SIDA, así como los emigrantes no inmunes de zonas endémicas y los viajeros.
Los lugares de crianza de este mosquito son los ríos que se secan y producen charcos que, al poco tiempo, se cubren por algas verdes que se convierten en alfombras y criaderos para los mosquitos. Para erradicar a estos insectos existe dos maneras muy efectivas que son los mosquiteros tratados con insecticidas y la fumigación de interiores con insecticidas de acción residual.
Gracias a estas acciones y a la rápida intervención médica del 2010 al 2015, los casos de esta enfermedad se han reducido en un 21% a nivel mundial, y la tasa de mortalidad bajo en un 29%. Se calcula que, desde 2001, se han evitado unas 6,8 millones de muertes por paludismo.
Cabe mencionar que el estado de Tlaxcala es el primero que ha recibido la certificación como estado libre de transmisión. En México hay una importante nido de especies portadoras del paludismo son: An. pseudopunctipennis, An. albimanus, An. vestitipennis, An. darlingi y An. punctimacula. Todas estas especies pican por la noche.
En años más recientes específicamente en 2012 se presentaron 833 casos de paludismo por P. vivax en los estados de Chiapas, Chihuahua, Durango Nayarit, Oaxaca, Quintana Roo y Sinaloa de acuerdo con la Dirección General de Epidemiología de la Secretaría de Salud.
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